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Los sueños son clandestinos salvo para el valiente

jueves, 17 de marzo de 2011

Guido, su jefa Fleur y la mujer de rojo

Pantalones rojos, corsé apretado mostrando un portentoso escote. Los tacones aumentaban en 15 cm su altura. La mujer seductora entra en el bar y es imposible que nadie evite girar sus miradas hacia la puerta. Con sus labios y su postura parece estar buscando a Jack.

-Leche de pantera.

Ha vuelto a ponerse de moda ese cocktail. Y la palabra cocktail. No se utilizaba desde principios de siglo. La finalidad no era emborracharse, sino dejar caer unas gotas de la bebida hasta la parte superior de sus pechos. Hombres y mujeres se inquietan ante la estampa pornográfica. Presencian los movimientos de una diosa.

Guido, el joven tras la barra, ya es asiduo a servir a la amazona. Gracias a Fleur, su jefa, supo que había participado como coronel en las últimas guerras de Socotora y Rift por la soberanía del Marte Terraformado. Perder el brazo y pulmón izquierdos la retiró indefinidamente de la guerra, dos meses antes de que la Unión Africana y Zhōngguó se hiciesen con el control total para la explotación del antiguo planeta rojo.

Guido asistía al trasiego de varones que infructuosamente se acercaban a la misteriosa mujer, en busca de la realización de prohibidas fantasías. Del éxtasis espiritual que supuestamente podría dotarles la bella. Todos fracasaban. Él se pregunta no obstante cuáles serían sus pensamientos. Qué puede hacer que todos los fines de semana, ella cumpla sistemáticamente en hora y movimientos su estancia en el bar. Callada. Sólo solicita su cocktail, o los que hiciesen falta; luego, la cuenta.

Desde hace semanas se ha convertido en una especie de ritual para El Viejo Malasaña. Pero la mujer no podía estar vacía. En cierto modo le confortaba, al partir, el haberse expuesto, el haber observado; respirar el aire denso, humano concentrado. Es bizarro. Porque este no es precisamente el mejor lugar de la metrópolis de Barna donde llegue uno a sentirse plenamente bien. Quién sabe si para ella sí, le vale cualquier antro después de las guerras que ha vivido, la destrucción en la que ha participado. ¿Se sentirá culpable por haber matado? ¿Desearía deshacerse de todos estos brutos? ¿Está planeando como eliminarnos? ¿O solamente, estando cerca nuestra, demuestra cuan superior es respecto nosotros?

Guido sabrá semanas más tarde, también por medio de Fleur, que antes del retorno de las guerras, hace muchos años, la mujer (no recuerda el nombre) solía frecuentar con sus amigos El Viejo Malasaña. El nombre del bar era un homenaje a la extinta ciudad de Madrid. El marido de Fleur había escapado de joven de la gran explosión en la capital de la antigua España.
Contaba Fleur que antes era una muchacha alegre, colorida. También presentaba aspecto de diosa, no de la guerra y el infierno, como ahora. Ella era la nueva Afrodita. Seducía a cualquier persona que le apetecía. Tenía un gran apartamento en el mismo edificio que el bar. Era una víbora de arcoiris. Ahora el rojo pasión, el rojo sangre, la caracterizan.

Contará Fleur que se llegó a enamorar de una chica de su grupo. Nereida. Estuvieron juntas unos meses, empezaron a planificar una vida en familia. La mujer de arcoiris abandonaría sus instintos sexuales y abrazaría el amor. Se vería truncado por la invasión sur de las tropas de la Unión Africana. Nereida fallecería por un disparo a la cabeza, fuego amigo. Y entonces, la ya mujer de rojo, se alistaría al ejército. Afrodita se convirtió en Atenea. Y en Ares al final.

Planeta 5txt098B (planeta Carpathia)
Las noticias del hallazgo del nuevo planeta han inquietado a toda la población. Las esperanzas de encontrar nuevos astros a los que escapar de la Tierra siempre conllevan guerras entre las Uniones para la soberanía. Había pasado en Marte, la Luna, Venus y Europa. Cada cual más cruenta. Y el ecosistema terrestre no aguanta más la acción del ser humano ni los androides.
Está al límite.
La buena noticia es que se encuentra a tan solo 7 años de viaje interestelar, en la Airbus 575-UnivZ. Y que la terraformación no es necesaria. Lo horripilante es la nueva guerra que parece que se está gestando.

Tratado de Annantapur
Guido conseguirá hablar finalmente con la mujer de rojo. Será a raíz de una conversación ajena sobre el tratado que aplazará unos meses la guerra en la Tierra por Carpathia. Cosas del destino, se llama Helena.

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